La cromoterapia es una técnica basada en el uso de los colores para restablecer el correcto funcionamiento del organismo y que vuelva a su estado natural de armonía. Actúa a nivel físico, mental y emocional.
Los colores nos transmiten información inconsciente que provocan dos reacciones en nosotros: una mental, tipo me gusta o no, me altera, me hace reflexionar… y otra emocional reportándonos a recuerdos inconscientes que harán que se produzca una reacción a ese color en concreto.
Mientras que en cabina trabajamos con equipos y focos de colores que actúan con una luz y longitud de onda diferente según el color y actúa sobre la célula que vibra o funciona según la misma longitud de onda; en nuestro día a día utilizamos los colores sin ser conscientes de ellos.
Cuando nos levantamos por las mañanas lo primero que hacemos es mirarnos al espejo y ver el color de nuestra cara; de ahí decidimos si hemos descansado bien o no y mil procesos mentales se producen sin ser conscientes… Elegimos una ropa según nuestro estado de ánimo, nuestros hábitos como por ejemplo vestir siempre de negro… o según lo que ese día tengamos que realizar, sin analizar con consciencia el porque ese color en concreto y que efecto produce en nosotros.
La tendencia natural por hábitos es cuando estamos deprimidos vestir de gris o negro, para escondernos y ocultarnos del mundo; cuando lo ideal para nuestro bienestar sería vestir con algún color naranja que nos aporta capacidad de vivir y sentir placer y es la vibración cromática de la alegría, antidepresivo por excelencia…
O en invierno, cuando los días son grises vestimos igualmente de gris, negro o marrón cuando deberíamos contrarrestar esa presión atmosférica con colores alegres, veraniegos, hoy día que los tejidos se pueden teñir de cualquier color sin cambiar su textura cálida, tipo verde azulado como el mar, amarillo para traer el sol que tanto necesitamos porque nos aporta orden y fuerza mental, rosa que es un reparador de la autoestima… Y probablemente llegaríamos a primavera sin padecer astenia, sin complejos y tan bajos de energía que parece que vemos los primeros rayos de sol y salimos como los caracoles de nuestro letargo… En verano la naturaleza nos brinda todos los colores que necesitamos para sentirnos alegres y felices, es en invierno cuando somos nosotros los que deberíamos ayudarnos a provocarnos estados mentales de felicidad.
Elegimos un color de ropa, de coche, de cortinas, de paredes sin ser conscientes… y eso repercute en nuestros pensamientos y estado anímico sin darnos cuenta. Poder usar esos colores conscientemente es la oportunidad para poder vivir en armonía en cualquier entorno o espacio, incluso en un trabajo donde nos sentimos mal
Los colores han sido una forma de “manipulación” o mensajes subliminales que muchas compañías usaban para darnos una información que la mente razonable no pudiera combatir.